CUENTACUENTOS

Los cuentos acompañan al ser humano desde su más tierna infancia: desde nuestras cunas cuando con ojos abiertos descubrimos personajes maravillosos y mundos increíbles, desde los albores de civilizaciones y culturas cuando leyendas, mitos e historias explicaban el acontecer del mundo.

Los cuentos son puertas mágicas para exteriorizar emociones, para reír y para llorar, para hacer preguntas, para tratar de entender, para vivir. La voz del cuentista es una autopista que nos conecta con el universo, que abre paso a nuestros deseos, valores, miedos, esperanzas… El cuentacuentos nos brinda así la oportunidad de compartir nuestro mundo, de ensancharlo, de crear y de crecer.

Son numerosos los beneficios de contar cuentos a un niño desde edad temprana, tanto en casa como en la escuela.

Es una herramienta estupenda para estimular, por ejemplo, el desarrollo del lenguaje oral, la imaginación y la creatividad, además de transmitir y enseñar valores morales, de comportamiento y convivencia.

Asimismo, algo tan sencillo como un cuento ayuda al niño a identificar sus propias emociones y las de los demás, lo que lleva a desarrollar la empatía y la autoestima; a relajarse en tanto presta atención y se entretiene; fomenta sentimientos de confianza, seguridad e independencia mientras estrecha lazos afectivos con sus padres, abuelos o educadores; estimula la memoria, la representación de símbolos, el gusto estético, y, en definitiva, a conocer e interpretar mejor el mundo circundante mediante el imaginario y a adquirir el hábito lector. Todo esto se hace imprescindible en Educación Infantil, donde el cuento debe ocupar un lugar primordial en el día a día de los más pequeños.

En Kidactica llevamos a cabo  sesiones diferentes para nuestro taller de cuentos. Siempre valoramos la edad de los niños, el tiempo disponible y el número de participantes, así como los ejercicios y juegos más apropiados teniendo en cuenta todo ello

Como es una actividad realizada en grupo, debe realizarse en un ambiente cómodo y distendido. Sentar a los pequeños en círculo es una estupenda alternativa con la que captamos su atención.

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